Los inicios de fábrica “La Estrella” se remontan a 1835 cuando Diego Grant, un “fino escocés” queda al frente de la “Parras State & Company”, firma extranjera que estaba conformada por dos casas inglesas: la Baring Brothers & Company y la Staples & Company las cuales en 1825 habían adquirido el latifundio del Marquesado de San Miguel de Aguayo que para entonces se encontraba en bancarrota. En 1834 se otorga una concesión para esta compañía para “fabricar géneros de algodón y lana” instalando las primeras máquinas movidas con energía hidrocinética. Los ingleses vivieron múltiples vicisitudes derivadas de la independencia de Texas (que en aquel entonces formaba un solo estado con Coahuila) donde se involucró Diego Grant, situación que derivó en la venta de la Hacienda, incluyendo su factoría textil, un 13 de noviembre de 1840, pasó a poder de Don Carlos y Don Jacobo Sánchez Navarro y Doña Apolonia Berain viuda de Sánchez Navarro, quienes el 18 de octubre de 1843 la vendieron al coronel Don Rafael Aguirre. Fue en esta época cuando el señor Francisco Bernardino de la Peña, mayordomo del señor Aguirre, llevó a cabo la restauración de algunas fincas que hoy forman parte de la fábrica “La Estrella” y aproximadamente en 1854 emprendió la adaptación de las construcciones para instalar algo más de cien telares marca “Danforo”, movidos por fuerza hidráulica. También se asegura que durante la guerra de secesión de los Estados Unidos de América (1861-1865) vinieron varios técnicos norteamericanos a contratar y dirigir la fabricación de gran cantidad de géneros (telas) que necesitaban para el vestuario de los ejércitos de contienda.

 

El nombre de “Fábrica la Estrella” se derivó del escudo heráldico de la Baring Brothers ya que es probable que la estrella insigne de su escudo llamara la atención de los pobladores y ante la dificultad de pronunciar el nombre de la compañía, empezaron a mencionarla como “la fábrica de la estrella”.

 

El 17 de febrero de 1870, la firma Madero y Compañía, integrada por Don Evaristo Madero Elizondo y Don Lorenzo González Treviño adquirieron de Doña Refugio Santos Coy, viuda de Don Rafael Aguirre la Hacienda del Rosario, así como la maquinaria e instalaciones de la fábrica. La citada razón social a la cual se incorporó posteriormente Don Francisco Madero (padre del otrora Presidente de la República), controlaba una gran diversidad de actividades, desde la agricultura y ganadería, hasta la rama industrial y comprendía la fabricación de géneros, la elaboración de vinos y de harinas.

 

Por lo que toca a la unidad industrial textil, los nuevos propietarios se empeñaron desde su adquisición en re adaptar las construcciones antiguas y en adquirir maquinaria nueva para substituir las primitivas instalaciones principiando por el establecimiento de nuevas turbinas para el mejor aprovechamiento del poder hidráulico; introducción de máquinas Lowell tanto en la preparación de hilados como la de tejidos, substitución de los viejos telares de manta por otros más modernos para fabricar imperial (otro tipo de tejido más complejo). Además, se dio un notable impulso al departamento de acabado para mejorar la presentación de los géneros y diversificar las telas. Este preámbulo de 29 años antes de la fundación de la Compañía Industrial de Parras, S.A., constituye un recio ejemplo de laboriosidad y tesón de los propietarios de fábrica “La Estrella” y el escalón de ascenso indispensable para elevar la industria textil parrense hasta el apreciable lugar que tomo años posteriores.

 

El 12 de septiembre de 1899, quedó legalmente constituida por escritura pública otorgada ante el Notario Público, Don Francisco Meave, la Compañía Industrial de Parras, Sociedad Anónima, sentando así las bases de lo que en un futuro sería la célebre firma textilera Parras.

 

Don Evaristo encontró en la vecindad con Estados Unidos de América y en su crisis algodonera que azotó a los estados del sur una oportunidad para establecer relaciones comerciales con ese país y por mucho tiempo el negocio fue viento en popa. Pero llegó la Revolución Mexicana y con ella el cierre por cerca de tres años de “La Estrella”. Cuando el Presidente Madero fue asesinado en 1913 la tragedia entró en la familia.

 

Los Madero eran enemigos del gobierno de Victoriano Huerta, quien expropió la empresa y la dejó “morir”. En 1917, la familia recupera el negocio en virtual quiebra y lo vuelve a echar a andar. Con dificultades transitó hasta los años 40s, cuando Rodolfo García (bisnieto del fundador Evaristo) asume la conducción del negocio con ideas y sistemas industriales más avanzados, incorporando el proceso de sanforizado para impedir que la ropa encogiera, innovación revolucionaria de la época.

 

Fue entonces cuando la fábrica comenzó a enfocarse en el solo negocio de la mezclilla; un revolucionario invento patentado en 1873 por el alemán nacionalizado estadounidense Levi Strauss, pero que el conservadurismo de la época había confinado a la marginalidad. Para entonces, las milicias y el floreciente sector obrero demandaban grandes cantidades de mezclilla, lo que desbrozó parte del camino. Sin embargo, la vida de la empresa continuó siendo difícil y se tornó aún más tortuosa durante los años 50s y 60s, debido en parte a una mala administración y un mercado difícil.

 

Gracias a la revolución de la moda y a la incorporación de la mezclilla en la confección de prendas destinadas a otros estratos que no eran ya sólo el de los obreros o los soldados, jóvenes, mujeres y hasta empresarios desataron a partir de los 70s una explosiva demanda del producto. A partir de entonces la firma retomó la ruta del crecimiento. En ésta etapa se incorpora como Director Francisco Rivero Schneider, quien llevó el nombre de Parras al extranjero al iniciar en 1975, una campaña comercial intensa logrando la exportación de textiles a Europa y Sudamérica.

 

La estrategia establecida al despuntar los años 90s fue de crecimiento. En estos años los esfuerzos de la compañía lograron la adquisición de una planta en Puebla, establecer una asociación con una empresa norteamericana llamada Cone Mills para fincar otra planta productiva en Parras y comprado otra planta en la ciudad de Torreón.

 

La compañía llego a operar cinco plantas, dos instaladas en Parras y las de Torreón y Puebla, adicionando una más en Calitri, Italia posterior al año 2000. En conjunto se llegó a tener una producción mensual de 10.3 millones de metros de los cuales 73% se exportaría a Estados Unidos y el resto a Europa, Centro y Sudamérica.

 

La firma mexicana surgida de la antigua fábrica “La Estrella”, figuró entre los primeros lugares como productor de mezclilla y disfrutó del 8% del mercado mundial y 28% del nacional. Dicha empresa fue símbolo de trabajo y sostén de la economía del sureste coahuilense al dar empleo en su mayor auge hasta a ocho mil personas, sin embargo el 6 de julio de 2011 derivado de situaciones de la globalización, el mercado y problemas laborales obligaron a su cierre en 2012, cuando ya contaba con unos 400 trabajadores y de esta manera una de las más importantes productoras de mezclilla en el mundo se desvaneció.